lunes, 16 de abril de 2018

La mujer entre el debate biológico, histórico y social


La mujer entre el debate biológico, histórico y social

“Debemos democratizar el deseo sexual”
Licenciada Dora Barrancos

Por Stella Maris Leone Geraci

Más allá de los avances logrados por las mujeres todavía nos debatimos en el estigma del sexo débil, que nacimos de la costilla de Adán, que sólo somos un envase para la reproducción de la especie humana, cargamos con la culpa del pecado original, somos veneradas como una virgen y lapidadas como putas, pasamos de ser Eva, a María o ser  Magdalena, en nuestra vida sin importar la conducta que tengamos en la sociedad, al ser mujeres se nos califica y etiqueta de la manera que lo deseen; por lo tanto no estamos habilitadas para pensar y decidir por nosotras mismas, por eso el hombre cree que debe tomar la decisión por nosotras, como vestirnos, con quien salir, nuestras amistades, nuestro cuerpo es un campo de batalla, al que todos quieren conquistar y aniquilar.

Nuestro cuerpo biológico, se rige por los ciclos, se nos hizo creer que sólo somos productivas en nuestra etapa menstrual, si no podemos reproducirnos, ya no somos útiles; Simone de Beauvoir, en El segundo sexo escribe: !¿La mujer? Es muy sencillo, afirman los aficionados a las fórmulas simples: es una matriz, un ovario; es una hembra: basta esta palabra para definirla. En boca del hombre, el epíteto de “hembra” suena como un insulto; sin embargo, no se avergüenza de su animalidad; se enorgullece, por el contrario, si de él se dice: “!Es un macho¡”. El término “hembra es peyorativo, no porque enraíce a la mujer en al naturaleza, sino porque la confina su sexo; y su este sexo le parece al hombre despreciable y enemigo hasta en las bestias inocentes, ello se debe evidentemente, a la inquieta hostilidad que en él suscita la mujer; sin embargo, quiere encontrar en la biología una justificación a ese sentimiento. La palabra hembra conjura en su mente una zarabanda de imágenes: un enorme óvulo redondo atrapa y casta al ágil espermatozoide; monstruosa y ahíta, la reina de los termes impera sobre los machos esclavizados; la mantis religiosa y la araña, hartas de amor, trituran  a su compañero y lo devora; la perra en celo corre por las calles, dejando tras de sí una estela de olores perversos; la mona se exhibe impúdicamente y se hurta con hipócrita coquetería; y las fieras más soberbias, la leona, la pantera y la tigra, se tienden servilmente bajo el abrazo imperial del macho. Inerte, impaciente, ladina, estúpida, insensible, lúbrica, feroz y humillada, el hombre proyecta en la mujer a todas las hembras a la vez. Y el hecho es que la mujer es una hembra. Pero si se quiere dejar de pensar por lugares comunes, dos cuestiones se plantean inmediatamente: ¿Qué representa la hembra en el reino animal? ¿Qué singular especie de hembra se realiza en la mujer?

Es por eso que después de dejar, de ser reproductivas nuestro lugar está reservado para las tareas domésticas, la historia también fue cruel con la mujer, la relegó a las posiciones inferiores de la sociedad, es en la Revolución Industrial que empieza a cambiar el escenario de la mujer, son los Movimientos Feministas que venían de Rusia, los que impulsan el nuevo rol de la mujer, en lo social, en lo cultural y en lo político, el posicionamiento de la mujer durante la primera y segunda guerra mundial se vuelve un factor importante, ocupando el lugar de trabajo del hombre en las fábricas y en el campo, mientras él estaba en la guerra, el impulso del voto femenino también es otros de los logros destacados que tiene la mujer a lo largo de su lucha por ser parte importante de la sociedad que le toca vivir, todos estos logros históricos y sociales entran en un gran retroceso en los años 50 donde la mujer vuelve a ser invisibilizada, confinada a las tareas del hogar, la propaganda decía: que “Ella es la Reina del Hogar”, bajo ese mensaje, su misión era la tener la casa perfecta, ser la esposa perfecta, la madre perfecta, hasta manuales de la buena esposa se escribieron y se distribuían en los hogares, el cine mostraba a la mujer como un ser puro, obediente e inmaculado, todo contribuyó para volver a invisibilizar  a la mujer en el plano histórico y social.

Es en los años 60 con los movimientos feministas donde el contexto histórico de la mujer cambia, vuelve a ser considerada más allá de su género, salir a la calle, ser la protagonista de manifestaciones sociales  y artísticas, genera una nueva visión de la mujer, el cambió no se dio en forma rápida es a finales del Siglo XX y principios del Siglo XXI donde las Mujeres toman lugares de poder en empresas ocupando cargos jerárquicos, en lo  político, como Presidentas o Primeras Ministras de distintos países del mundo, en lo social todavía hay una gran brecha, pero son muchas las mujeres que ocupan espacios donde el estado está ausente.

Judith Butler (Estadounidense, Filósofa post-estructuralista) en su libro Cuerpos que importan hace un debate entre sexo y género, y como incide el cuerpo, en el argumento social, donde se generan los límites del cuerpo, el poder, para marcar la propiedad sobre el cuerpo; mientras Paul Beatriz Preciado (Español, Filósofo transgénero pansexual) en su Manifiesto contra sexual habla de las transformaciones tecnológicas de los cuerpos sexuados y generizados, si bien no rechaza el debate social y biológico, los pone en un nuevo contexto, dentro de las tecnologías socio-políticas, para generar un debate entre sexo y política.

Irene Meler (Doctora en Psicología y Psicoanalista, Argentina), escribe en  Relaciones amorosas en el Occidente contemporáneos: encuentros y desencuentros entre los géneros “…La situación de las contemporáneas es distinta, ya que no solo enfrentan los límites biológicos de su capacidad de reproductiva, sino que suelen tener una mayor vocación vincular, debido a la sociosubjetivación femenina, orientada hacia los vínculos de intimidad, que aún está vigente…”, a diferencia de las mujeres con más edad, ellas descubren que hay una vida después de la menopausia, su vida se vuelve más  intensa, su sexualidad es más plena, sin condicionamientos y sienten que todavía,  pueden seguir aportando a la sociedad que las rodean, aunque sus cuerpos siguen siendo un campo de batalla a ser conquistado, saben que pueden luchar y vencer.







No hay comentarios:

Publicar un comentario